Descarada libertad de pensamiento

 Existe una auténtica, genuina, real y a la vez, descarada libertad de pensamiento que, en muchos casos oprimimos  por miedos absurdos como el típico  " qué dirán " o el imponente " mejor no"; estos son los aniquiladores de toda idea.

La descarada,  sí, descarada libertad de poder pensar lo que se desee, de transmitir de manera clara, precisa y cruda lo que se tiene en mente; es así  que la libertad de pensamiento se sitúa en un ámbito más personal, ya que el pensamiento libre no necesita garantías,  éstas son exigidas cuando se trata de actuar conforme a las propias ideas; es por lo tanto, una libertad de manifestación.

Poder tener la capacidad o valentía de expresar lo que pensamos sin sentirnos culpables, sin "adobar"  las palabras para que no "hieran" con la verdad, es una libertad que no todos están dispuestos a asumir, digo asumir porque en muchos casos las personas (no todas), esperan que alguien más piense y haga por ellas lo que en realidad nadie más puede hacer, es decir, darles las riendas de nuestra vida, de nuestros pensamientos a alguien más; eso ni se debería de cruzar por la cabeza. No es posible que le demos a alguien ajeno, el derecho de pensar por nosotros. 

La libertad de pensamiento nos es otorgada a todos, independientemente de nuestras ideologías,  pero recordando que cada uno tiene derecho a pensar lo que desee sin perjudicar a los demás; somos libres de expresarnos pero no de agredir, porque al agredir estamos cruzando los límites y eso no es permitido.

La forma descarada que le damos a nuestros pensamientos es muy personal,  es como una voz que  viene siendo cómplice de todo aquello que se nos ocurre pero que callamos para disfrutarla en privado y no generar expectativas en los demás.

La descarada libertad de pensamiento no puede ser censurada, nada que sea libre y, en éste caso los pensamientos que son tan propios, no pueden ser censurados, apagados o aniquilados.  Creo que nada ni nadie tiene derecho alguno de acallar la voz de nuestros pensamientos,  y es eso lo que le da fuerza al descaro que lleva la libertad de poder pensar lo que quiera.

Con ésto queda claro que, la libertad descarada que se nos ha otorgado a pensar lo que se desee,  es luz verde para crear o no, para liberar o retener, en fin, para poder pensar sin límites y a cualquier magnitud lo que nos dé la gana, porque los pensamientos son propios, talvez egoístas pero nunca presos por alguien más.

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