Mi ritual, mi placer

 La escritura es una herramienta para vaciar el cerebro. Poder tener ese momento de plasmar tantas cosas que andan volando en mi cabeza y al mismo tiempo ir escribiendo todo lo que se me vaya ocurriendo, es como un paseo con libreta y lápiz en mano.

Escribir nos permite jugar, crear, inventar; es una manera de ganarle al tiempo, porque éste se detiene en ese momento placentero. Escribir le da sentido a lo que vivo, es una manera de pensar, de descubrir quien soy. Escribir es una práctica antigua que nos ayuda a entender el mundo, es ante todo, un proceso con sus partes,etapas y momentos. Hay que tener claro que todo es escribible (palabra poco común que ni se si existe), sólo hay que buscar ese espacio para poder hacerlo, escribir lo que uno quiera, los temas que más nos gusten, ser creativos. 

Los pequeños placeres cotidianos son esos momentos  chiquitos que nos dan felicidad pero que también pueden pasar  desapercibidos . Y en este caso mi placer más cotidiano es escribir.

La escritura nos desconecta de los remolinos que se crean en el diario vivir, para reconectarnos con nuestro interior y construir nuestra narrativa personal. Es crear museos donde solo nosotros podemos apreciar  las obras que nacen de nuestra imaginación. La verdad es que escribir es uno de los placeres  más profundos, especialmente para aquellos que lo han acogido como un ritual. 

Simplemente hay que  escribir, pues no sé  hacia donde me llevará;  mientras tanto disfruto de éste proceso que me libera.

Comentarios